Gracias

Algún día la vida por sorpresa
se vestirá de amante despechada.
Elegirá quizá para la ocasión un traje largo
de crisis aguda de cefalea en racimos
y seré yo mismo quien escoja el arma.
Tal vez se disfrace de tráfico insolente
de cierta adicción de la que nunca por completo
logré separarme. O si me empeño lo bastante
en no colaborar
de cualquier rareza autoinmune. Acabará todo
porque todo acaba. Y en función del instante
exacto en que decida presentarse. No descarto
responder
escuetamente:
gracias.

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