De niño sueñas
con alcanzar el grado de mayor.
De adolescente
con la profesora de lengua.
De joven
con un descapotable hortera
diez botellas de alcohol
y con alguna tía que esté muy buena.
De menos joven
con dos críos que no den mucha guerra
un trabajo aburrido
y un chalet con charca en las afueras.
Al conquistar la madurez
despiertas.
Solo anhelas algo (o alguien)
con quien huir para siempre de los sueños.
