Tras muchos años sin atreverme, regresé solo a aquel número siete, una propiedad a la que el posesivo singular había privado de significación. Todo continuaba en su espacio. La higuera en la zona baja; el granado y el membrillero en lo alto. Incluso alguna rosa superviviente a este noviembre impropio, gentileza del cambio climático.
En el interior, el rincón en que solías colocarte (tú ya me entiendes), y esa vista, a través de los cristales, de la zona del jardín en que nos tumbábamos cuando apetecía viajar muy lejos sin mover un pie. Hasta un sol de otoño, vestido de verano, me permitió adivinarte desnuda, tomando posesión del único hueco en la valla de brezos para ligar un poco de vitamina D.
Me arriesgué también a pasear por nuestro bosque. Primero el encinar, después los rebollos. Sentí encontrarte al llegar por fin a Barranco Hondo. Como novedad, por alguno de esos motivos acampados en el inconsciente, los recuerdos me besaron los labios en lugar de propinarme una patada en los huevos. La confirmación de mi final o el principio de una última prórroga en la que volver a fracasar por ese vicio incorregible de jugar a los dados con las reglas del ajedrez. Ni lo sé ni me asusta, como casi nada a estas alturas. Las ventajas, supongo, de olfatear en el horizonte la aduana de la senectud.
Tus letras me son ambiguas… la alegría de volver a leerte se mezcla con la triste sensación que suenan a despedida.
Un beso, Rafa.
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Querida Alma. Debido a razones que no te voy a detallar por este medio, paso momentos de incertidumbre. Sin ningún dramatismo, soy consciente de que cada texto podría ser el último y supongo que ello se verá, sin intención, reflejado en su contenido. Te aseguro que hago lo posible para remediar el asunto, pero nada en esta vida depende por entero de nosotros. Así que le robo la frase a un compatriota tuyo, el entrenador de mi equipo de siempre. Él responde «partido a partido» cuando le preguntan por el futuro; yo lo dejo en libro a libro. De momento, el próximo ya está terminado y ando en tareas de buscar una edición decorosa. Ahora, a por el siguiente.
Un beso, Alma. Esperemos leernos muchas veces.
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Rafa… no espero ni pretendo detalles, menos por este medio. Lo que sí me gustaría es que me avisaras cuando sale tu nuevo libro, te dejo mi mail: byalmabaires@gmail.com …este año ha sido bastante «difícil» también para mí -para decir un eufemismo-, y con mucha probabilidad lo será también el próximo; por lo que muchas cosas se me «escapan» y no quisiera que entre ellas esté tu libro, de verdad.
Un beso, Rafa y yo también espero leerte muchas veces más.
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Cuenta con ello, Alma. Un beso.
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